CULTURA / ESPECTACULOS › LITERATURA. EL JUEVES 30 SE PRESENTA TECNOPOETICAS ARGENTINAS
Compilado por Claudia Kozak, el libro se
organiza como enciclopedia, diccionario
o "archivo blando" de arte y tecnología
Por Beatriz Vignoli
Desde 1943 y hasta comienzos de los años setenta, la Argentina vivió un intenso proceso de industrialización que endiosó la técnica y su "magia". El arte moderno y contemporáneo, desde Röyi (la primera escultura móvil de Gyula Kosice, en 1944) hasta el "bioarte" de los rosarinos Mauro Machado y Nicola Costantino, pasando por los collages críticos de Antonio Berni (como El cosmonauta saluda a Juanito..., que ilustra esta nota) o el cine experimental de Luis Bras, no fue indiferente a este ídolo cultural. "Vivimos en la era de la técnica. En tanto regímenes de experimentación de lo sensible y potencias de creación, arte y tecnología han estado siempre estrechamente ligados", opina Claudia Kozak. Doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Conicet, Kozak es la compiladora de Tecnopoéticas argentinas. Archivo blando de arte y tecnología, nuevo libro editado en Buenos Aires por Caja Negra y que se presentará en Rosario el jueves 30 a las 19, en la Sala Nicolás Copérnico del Complejo Astronómico Municipal (Avenida La Capital 1602, Parque Urquiza).
La presentación, con entrada libre y gratuita, fue organizada por EspacioLab, un programa del CAM que genera un espacio de producción a partir del intercambio y las confluencias entre disciplinas. Hablarán la compiladora y los editores, Diego Esteras y Ezequiel Fanego; luego, al cierre, se realizará un set audiovisual con Leonello Zambón y el artista sonoro Pablo Reche (Buenos Aires), y Caja de Ruidos (Rosario).
Zambón es docente en la maestría de Artes Electrónicas por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UnTref) y autor de la instalación dislexiofonía, "una kermesse trash de desagregación tecnológica: viejos televisores, grabadores de cinta y tocadiscos a punto de agotar su vida útil, interconectados a través de circuitos de amplificación y redireccionamiento, y puestos a disposición del público como una máquina mezcladora de imágenes y sonidos hecha con los rezagos de un mundo arruinado". La descripción citada es un pasaje de la primera entrada de Tecnopoéticas argentinas, libro que se organiza al modo de una enciclopedia, diccionario o "archivo blando".
Esteban Castromán, Flavia Costa, Carmen Crouzeilles, Charly Gradin, Alelí Jait, Kozak, Inés Laitano, Mariel Leibovich, Laura Novoa, Lila Pagola, María Fernanda Pinta, Margarita Rocha, Lucía Stubrin y Alejandra Torres son los autores, cuyos nombres completos figuran en la portada. Al final de cada entrada se consignan las iniciales. Las entradas se ordenan alfabéticamente, de la B a la V. Se dividen en bloques, subgéneros y conceptos operativos. El primer bloque se titula Basura. Le siguen Bioarte, Ciberliteratura, Cibermuseo, Cine Experimental, Cinético, Concreto, Cultura Libre, Digital, Ecoarte, Electroacústica, Electrónico, Fotografía Experimental, Instalación, Invencionismo, Madí, Net.art, Tecnoescena, Tecnologías Sociales, Tecnopoesía y Videoarte. Un sistema de referencias cruzadas funciona a la manera de hipervínculos.
La historia de las poéticas tecnológicas en Argentina tiene, según Kozak, su punto fundacional con las reseñas que dos escritores (el catalán Juan Mas y Pi y el nicaragüense Rubén Darío) dedicaron en 1909 a la Fundación y Manifiesto del Futurismo por el italiano Marinetti.
Tal vez la "A" tendría que haber provisto una definición de arte en general, y de arte moderno en particular, como una práctica diferenciada de la producción de objetos que funcionen con una utilidad. ¿Cabe pensar el arte como una creativa perversión de los medios tecnológicos para otros fines, aparte del trabajo y el ocio?
Tecnopoéticas argentinas es una cantera de ideas para poetas y artistas. El desafío es que llegue a las manos de los técnicos.