El happening (término inglés que significa "acontecimiento", "evento", "suceso") es una expresión artística híbrida en la que confluyen el lenguaje teatral -una forma de teatro de improvisación, que no se basa en un texto dramático previo y donde lo azaroso, lo aleatorio y hasta lo cotidiano extra-artístico tienen un papel relevante- y el arte de instalación, que se caracteriza por la presencia del espectador como parte de la obra. Suelen mencionarse como hitos inaugurales de esta expresión el trabajo de John Cage en el Black Mountain College (1952) junto a un grupo de colaboradores multidisciplinario; el grupo japonés Gutai (a partir de 1955); así como la labor de Claes Oldenburg, Michael Kirby, Allan Karpow (en Estados Unidos), Joseph Beuys y Wolf Vostell (en Europa). El happening formula y pone en acto una reflexión sobre lo espectacular y sus mecanismos de producción de sentido. Entre sus rasgos sobresalientes se destacan la improvisación, la ausencia de argumento o de intención narrativa, la finalidad de involucrar al espectador y de poner en evidencia las relaciones entre artistas y espectadores; el carácter irrepetible del acontecimiento; el privilegio del proceso por sobre cualquier idea de "obra" o "producto". En la Argentina, específicamente, el happening aparece en los años sesenta del siglo XX como comentario crítico de los medios y las tecnologías de la comunicación. Tuvo a Oscar Masotta como uno de sus más activos difusores y analistas, y a Marta Minujin como una de sus principales representantes.